Parte 3
Un cuento:
Hace muchos años, unos caballeros montados en corceles blancos y ataviados con túnicas de colores suaves y con gorros parecidos a los turbantes árabes, viajeros de muchos kms en su andar sus ropas polvorientas, pero no descuidadas, con paso tranquilo atravesaban el valle ante las miradas de los vecinos un tanto perplejas, bajaron de sus monturas al llegar a un abrevadero y en un tras, estaban rodeados de niños haciéndoles preguntas de todo tipo.
Solo uno de los caballeros se dio la vuelta después de beber agua de una vasija que una joven de la aldea les proporcionó y el caballero mirándola con humildad le dio las gracias y ella le preguntó donde se dirigían, conocemos una historia de nuestros antepasados de este valle que vivía en las montañas un dios de la abundancia y venimos de muy lejos para dar credibilidad a esa historia investigando los lugares donde se aposentaba, la muchacha lo escuchaba con los ojos de par en par sin dar crédito a la historia de aquel viajero y lo único que le pudo contar es que su abuelo le dijo que había una cueva donde el nacimiento del rio, pero nadie había ido desde años atrás.
Los viajeros continuaron su camino siguiendo la ruta inversa del caudal de río pasaron varias jornadas hasta perder de vista el cauce por una montaña toda cubierta de hayas, robles castaños, arboles desconocidos para ellos todo tipos de maderas nobles, cobijando a todo tipo de aves en una sierra espesa llena de animales, lobos, osos, jabalíes, zorros, ardillas, estaban como extasiados los viajeros ante tal inmensidad y riqueza natural, se adentraron en la sierra hasta que en una bajada divisaron el rio, mas pequeño menos majestuoso que semanas atrás ahora se trataba un arroyo grande de aguas cristalinas muy frías llenas de truchas y de un pez jamás visto por el ojo humano era Esturión un pez hermoso y autóctono había otros tipos de peces de colores, acamparon esa noche al lado del rio, pero algo les despertó en la noche eran ciervos que bajaban del monte a beber agua y aparearse, se quedaron sin palabras al contemplar bajo la luna esa gran fiesta.
A la mañana siguiente rio arriba solo hablaban de lo sucedido es la noche, no advirtieron que el rio se estrechaba para introducirse en una garganta que a su vez se escondía en una cueva tapada por un angosto y pequeño árbol con las ramas llenas de hojitas hasta el suelo con unos frutos pequeños y amargos, que tuvieron que apartar para entrar en la cueva.
La cueva le entraba luz por el techo poca, pero iluminaba toda ella había piedras alrededor de la misma en forma de losas y el agua brotaba del fondo dejando la estancia húmeda con una temperatura agradable.
Los viajeros no lo pensaron dos veces decidieron montar el campamento en la cueva para investigar a lo que les había llevado hasta allí,